Yolanda Baquero (SAFA): «Los equipos directivos deben escuchar y aportar seguridad y confianza a los docentes»
Yolanda Baquero López, licenciada en Filología Inglesa, ha ejercido como profesora durante doce años en el centro SAFA de Valverde del Camino (Huelva) en el que desarrolló labores directivas durante diez años. Posteriormente se incorporó a la Dirección Central de la Fundación SAFA, una obra de la Compañía de Jesús que agrupa a 26 centros educativos en Andalucía, de la que actualmente es directora del Área Educativa y Subdirectora General. En estos momentos están sobre «una escuela que dé respuesta a las nuevas necesidades sociales».
¿A qué retos se enfrentan los directivos de centros escolares del siglo XXI?
Actualmente, las condiciones económicas, políticas, sociales y demográficas obligan a que los responsables de los centros escolares tengamos que dar respuestas de forma rápida y eficaz a las demandas y necesidades planteadas tanto por la administración educativa como por nuestros beneficiarios. Con las demandas provenientes desde la legislación educativa no tenemos otra opción que abordarlas de la manera más adecuada posible en el tiempo y forma exigido. Ante las segundas, debemos ser ágiles y coherentes, ya que estas cambian a una velocidad que, en ocasiones, hace que seamos incapaces de abordarlas a tiempo y con éxito. Es aquí, donde se establecen aspectos diferenciadores que harán que nuestros centros sean considerados atractivos, pioneros y de prestigio en el ámbito educativo.
A nivel educativo, la escuela deberá imaginar que trabajos y labores futuros desempeñará nuestro alumnado en el ámbito profesional y cuál debería ser su compromiso social con el mundo que les rodea para poder diseñar una escuela que dé respuesta a estas necesidades. Nos encontramos en una situación en la que se necesita de un cambio profundo de innovación educativa que acerque la vida real a nuestros centros y viceversa.
El mercado laboral actual está en constante evolución y la automatización de tareas generará nuevos retos para los trabajadores. Debemos intentar que nuestro alumnado aporte un valor añadido a las empresas y deberemos hacerlo a través del desarrollo de sus competencias personales. Es necesario favorecer el desarrollo de actitudes muy importantes como el trabajo en equipo, el liderazgo, la capacidad de resolución de conflictos y la polivalencia.
¿Cómo afectan estos cambios a la dirección de los centros en aspectos como liderazgo, gestión de personas?
Estos cambios requieren de directivos capaces de vislumbrar un horizonte al que dirigirse, a través de una planificación estratégica adecuada. Son muchos los ámbitos de innovación y renovación en los que podemos embarcarnos hoy en día. Es necesario analizarlos, estudiar cuál son nuestras prioridades, potencialidades y posibilidades. Asimismo, es fundamental integrar todos estos avances en las diferentes dimensiones de nuestros centros, la educativa, la pastoral, la tutorial y la paraescolar. Además, deben ser personas capaces de motivar al profesorado, de conseguir que este se contagie del deseo de avanzar y de formarse para atender los nuevos retos.
¿Cómo puede conseguirse una gestión y dirección de centros educativos más profesional?
En mi opinión, es fundamental contar con la definición de unos adecuados perfiles profesionales que definan las competencias a desarrollar en cada ámbito educativo: directivos, profesorado, tutores, personal de administración y servicio…Esto permite conocer el desempeño que se espera de cada uno de nosotros y propiciar una evaluación de los mismos que, en nuestro caso, persigue la mejora continua desde la autoevaluación y el establecimiento de propuestas de mejora por parte de cada una de las personas, teniendo muy en cuenta sus capacidades y desarrollo emocional.
¿Cómo debe ser el liderazgo de los equipos directivos en los centros?
Entiendo que debe tener dos características básicas. Por una parte, debe fomentar el trabajo en equipo. Son tantas las labores a desarrollar que es fundamental contar con el empuje de todos. Un equipo directivo funcionará si se establecen claramente las tareas y responsabilidades de sus miembros, si se delega convenientemente, si se permite y alienta el máximo desarrollo personal y profesional y se cultiva un clima de confianza y corresponsabilidad.
Por otra parte, deben realizar un acompañamiento de sus compañeros y ejercer un liderazgo pedagógico en estos momentos de intensa innovación. El profesorado debe abandonar viejas prácticas y poner en práctica una nueva manera de enseñar, pero sobre todo de aprender. Este abandono de la zona de confort provoca miedos e inseguridades y los equipos directivos deben escucharles, animarles y aportarles seguridad y confianza.
¿Qué aporta pertenecer a una comunidad educativa como la de los Jesuitas?
Aporta un horizonte y un método. La educación jesuita cobra sentido si cada día sus alumnos y alumnas son más conscientes, de lo externo a través del análisis de la realidad en la que viven y de lo interno a través del desarrollo de sus espiritualidad; más competentes en su desarrollo personal y profesional, en su aprendizaje con otros y de otros, con creatividad y desarrollando al máximo sus potencialidades; más compasivos y cercanos a los desfavorecidos, desde una actitud empática y solidaria; y más comprometidos con la erradicación de situaciones de injusticia social y el cuidado de nuestro medioambiente.
Para conseguirlo contamos con la espiritualidad y la pedagogía ignacianas. La primera enseña a nuestro alumnado a ser consciente de todos los dones recibidos, a vivir desde el agradecimiento y combatir la continua presión social centrada en aquello de lo que se carece y así tener una actitud de servicio y gratuidad precisamente por todo lo recibido. La segunda aporta un método que sitúa al alumno en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje; que parte del contexto; que potencia el aprendizaje experiencial y la reflexión; que conduce a la acción y la evaluación constante de lo aprendido, vivido y sentido.
¿Cómo ve la situación general de la educación en España y de la concertada en particular?
Creo que vivimos un momento apasionante y trascendental. La escuela no deja de ser una “pedacito de la sociedad” y por lo tanto debe dar respuestas a las necesidades actuales de quienes confían en ella: el alumnado en primer término, pero también sus familias y los agentes sociales. El mejor legado que podemos dejar a nuestro alumnado es que sean capaces de construir su proyecto de vida y que contribuyan a mejorar la realidad siendo agentes de transformación social.
Ciertamente, son muchas las voces que abogan por un cambio en el sistema educativo y no pocos los impedimentos para conseguirlo de manera efectiva, pero prefiero centrarme en lo que sí podemos hacer, lo que sí está en nuestra mano y concentrar nuestros esfuerzos en conseguirlo.
Noticia vía Éxito Educativo